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GÉNERO: Terror // Ciencia Ficcción


«Ellos eran un pedazo de mí, tan natural que no me planteaba cómo serían las cosas si no lo tuviera, pero entonces ese pedazo desaparece y te quedas a oscuras, con un hueco en las entrañas que te recuerda lo afortunada que eras antes y lo estúpida por no saberlo. «Es el fin —piensas—. Nunca me recuperaré». Pero pasa un día, luego otro, y cuando te das cuenta ha transcurrido un año y se te ha hecho un callo por dentro, y no es que el dolor se haya ido, es que lo sientes menos».

GÉNERO: Fantasía // Romántica


Sinopsis

Narvo, capital del Imperio; ciudad de esclavos, oro y grandeza. Hogar de familias poderosas como la de Okara Varesi.Okara, antigua comandante militar y mano derecha del emperador, conoce la guerra y la sangre, pero nada de eso la ha preparado para los desafíos que supone liderar a su familia a través de la alta sociedad: las traiciones silenciosas, las fiestas elegantes, las joyas, sedas, confabulaciones y puñaladas en callejones oscuros.
Okara debe aprender a sobrevivir en este campo de batalla que le es desconocido, pero su voluntad es fuerte, y nada ni nadie podría hacerla flaquear. Salvo, tal vez, la mirada de un esclavo.
Darius, el esclavo. Tan diligente e inofensivo, tan sumiso y correcto. Aun así, algunos susurran horrores en su nombre. Es un asesino, dicen, un brujo.
Un demonio del desierto.
Sin pretenderlo, Okara forja un vínculo irrompible con él, y en mitad de la violencia y las intrigas de Narvo, Darius es lo único que le trae paz.Un demonio del desierto, eso dicen. Pero Okara no cree en supersticiones. En el desierto no hay más que silencio y arena, ¿no es verdad?


Fragmento

«Había un lugar intermedio entre la ciudad y el desierto, una tierra de nadie a la que no llegaba la ley, donde solo los dioses podían encontrarte. Los barrios periféricos, adheridos al muro de Narvo como una plaga de hongos, se levantaban sin orden ni control alrededor de toda la ciudad.
Al mirarlos notabas la desesperación, el ansia por sobrevivir; las casas se apretujaban como niños que temieran acabar sepultados en la arena. Era otra ciudad en sí misma, una en la que nadie pensaba nunca».